Estoy coleccionando miradas, retales de piel que cortan y
dejan en carne muerta mi vida, mi cuerpo en llagas.
Déjenme sobrevolar las calles, buscar pedazos de vida en
otros versos, quedarme prendada y prendida de vidas ajenas, como si algún día
fueran a ser propias.
No se me permite más opción que
la elección, nadie comprende que estamos hechos a partes y aparte. Querer vivir
así supone autoexiliarse, andar fuera de los límites, quedarse siempre al
margen.
Nadie comprende que hay
demasiada vida en los lugares, en los objetos, en las personas, para la
elección.
Permítanme elegir la vida, no
hacerlo sería autodestruirse. Seleccionar es desprenderse de uno mismo, borrar
trazos de lo que fuiste, eres y serás.
Yo quiero vivirme entera,
saberme llena de mí, de vida; aún si debo proclamarme funambulista eterna.
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